El informe Food Innovation recoge los ingredientes del cambio en el sector.
De cara a los próximos años, la sociedad se enfrenta a retos importantes a nivel global relacionados con la alimentación, como son el cambio climático y la protección del medio ambiente, el acceso a la comida por parte de todas las personas y la capacidad de resiliencia frente a los cambios, como desastres o conflictos. A la vez, el sector se está viendo afectado por transformaciones profundas, en forma de nuevas tecnologías pero también de hábitos y necesidades diferentes, que incluyen la preocupación por la salud y la conciencia ecológica.
Todos estos elementos presentan posibles futuros de la alimentación que incluyen escenarios muy diversos, desde la bioingeniería aplicada a crear nuevos alimentos hasta sistemas de producción robóticos a escala local o nuevas capas virtuales para mejorar la experiencia culinaria. Estas posibilidades están incluidas en el informe Food Innovation, Recetas para la próxima década, elaborado por la organización sin ánimo de lucro Institute for the Future.
El estudio creado por el think tank norteamericano presenta cinco ingredientes potenciadores del cambio, cada uno de ellos acompañado por posibles futuros, sus oportunidades y también sus riesgos. La intención del informe es mostrar estas tendencias como ingredientes capaces de generar recetas muy diversas, en función de cómo queramos combinarlas.
El primero de ellos es la biodiversidad a escala micro, enfocada al estudio de los microorganismos para aprovechar su potencial innovador en ámbitos que incluyen la seguridad alimentaria o la personalización. El diseño experimental es otra de las tendencias, en referencia al uso de la bioingeniería para escribir nuevos códigos genéticos y crear nuevos alimentos. Este concepto iría ligado a innovaciones como la carne cultivada, que despiertan un necesario debate ético.
Tal y como recoge el informe, el avance tecnológico está también reinventando la agricultura en la medida en que permite aplicar métodos low cost. El hardware y software abiertos, la Internet de las Cosas y la recopilación masiva de datos permitirán a los pequeños productores adoptar grandes innovaciones a precios más asequibles, como pueden ser sistemas robóticos basados en el conocimiento compartido. Además, los consumidores adoptarán un papel más activo, reclamando valores como la sostenibilidad ambiental, la salud y el respeto a los derechos humanos. En este sentido, los sistemas de etiquetado inteligente podrían ofrecer una información mucho más transparente acerca de toda la cadena de producción y distribución de los productos.
Finalmente, el estudio incluye también como ingrediente la narrativa open food. Este concepto hace referencia a las nuevas formas de consumir los alimentos y explicar su historia. Antes, el sector alimentario tenía una sola voz, pero ahora se entremezclan muchas, las de los consumidores en los social media, pero también las que generan los propios datos. Además, se suman nuevas capas que permiten experimentar un plato de otras maneras, como el uso de la realidad aumentada o la realidad virtual.