El proyecto Bizilagunak consiste en juntar a personas migrantes y autóctonas para comer.
La iniciativa parte de algo tan sencillo como reunir a dos familias en casa de una de ellas para compartir una comida de domingo una vez al año. Bajo esa idea, el proyecto Bizilagunak, impulsado por SOS Racismo Gipuzkoa, busca propiciar encuentros entre personas autóctonas y migrantes para fomentar el conocimiento mutuo y eliminar prejuicios.
Los encuentros se organizan en el hogar de una de las dos familias participantes, un elemento importante a la hora de facilitar el acercamiento. “Es muy simbólico, porque abres las puertas de tu casa, y eso propicia un encuentro mucho más cercano”, explica Anaitze Agirre, responsable de comunicación de SOS Racismo Gipuzkoa, “facilitar estos espacios permite ir desmontando prejuicios que muchas veces son culpa del desconocimiento”.
Las comidas se realizan una vez al año, dentro del mes de noviembre, tras un proceso de emparejamiento entre familias interesadas en participar donde se cuida que haya cierta afinidad previa. Además, en cada comida hay una figura de dinamizador, una persona voluntaria que se ocupa de contactar con ambas familias y realizar una labor de puente si es necesario.
El proyecto empezó en 2012 en Gipuzkoa y durante la primera edición se realizaron 60 comidas simultáneas. A lo largo de cinco años, la iniciativa se ha ido extendiendo a toda Euskadi, llegando a las 2.600 personas participantes en 2016. En diciembre del año pasado, Bizilagunak obtuvo el premio Sociedad Civil del Consejo Económico Europeo, una convocatoria donde se presentaron 284 experiencias de integración.
La iniciativa está coordinada por SOS Racismo Gipuzkoa, aunque cuenta con la colaboración de asociaciones y entidades de toda Euskadi para impulsar las comidas en las diferentes localidades que participan en el proyecto. Bizilagunak cuenta también con el apoyo del Gobierno Vasco, las tres Diputaciones Forales y los ayuntamientos adheridos a la iniciativa.