La consultora PwC ha elaborado un informe sobre posibles escenarios del mercado laboral.
Nuestra sociedad encara unas grandes tendencias que inevitablemente influirán en el futuro del empleo, así como en otros muchos aspectos, y que tienen que ver con la automatización y la inteligencia artificial, el envejecimiento de la población, la concentración de la población en las ciudades y el cambio climático. Todas las personas expertas en prospectiva coinciden en que imaginar los futuros posibles es la mejor forma de avanzar hacia los más deseables, anticipándonos a los retos y aprovechando las oportunidades.
La consultora PwC en colaboración con Said Business School de Oxford, ha elaborado el informe Workforce for the future: The competing forces zapping 2030, en base a entrevistas con más de 10.000 empleados en India, Alemania, China, Reino Unido y Estados Unidos. El objetivo del estudio es identificar cómo las grandes tendencias, y en especial la transformación tecnológica, influirá en las empresas y en el mercado laboral.
El resultado son cuatro escenarios de futuro, que se mueven en dos ejes posibles. El primero de ellos es la fragmentación de las empresas versus la integración, es decir, si en el futuro habrá un ecosistema de pequeños negocios capaces de competir en igualdad de condiciones con las grandes compañías, o si por el contrario, unas pocas empresas de gran tamaño acapararán el mercado. El segundo eje hace referencia a los valores de los consumidores y trabajadores: la priorización del bien común, donde la responsabilidad social cobra gran importancia, o el individualismo y la respuesta a las necesidades personales.
El Mundo Amarillo se sitúa en el escenario de fragmentación de empresas y valores colectivos. En él, las tecnologías permiten a pequeños emprendedores lanzar sus ideas de negocio y existe un nutrido ecosistema de trabajadores independientes que se conectan para llevar a cabo proyectos concretos. La microfinanciación es una vía asentada para acceder a capital y tanto profesionales como consumidores priorizan la responsabilidad social de las empresas.
En el cruce entre fragmentación e individualismo se ubica el Mundo Rojo. Las ideas innovadoras emergen con gran rapidez y se acelera su llegada al mercado, con una carrera vertiginosa entre las organizaciones por dar aquello que los consumidores quieren. Las plataformas digitales cobran gran importancia para conectar a las empresas con el talento que buscan y florecen los especialistas en nichos muy específicos.
El tercero de los mundos es el Verde, donde las grandes corporaciones monopolizan el mercado laboral, con protagonismo de la responsabilidad colectiva y la ética empresarial. En este mundo, las tecnologías se utilizan para aumentar la eficiencia y reducir el impacto ecológico, así como para solucionar la escasez de recursos finitos. El empleo se vuelve más flexible y las condiciones laborales, así como los valores de la empresa, son esenciales para atraer talento. También se convierten en habitual la práctica del voluntariado corporativo.
Por último, el Mundo Azul representa la integración de grandes empresas y el individualismo. En este escenario, las compañías están formadas por un núcleo de empleados y las necesidades se cubren “comprando” habilidades de manera puntual. Las capacidades de los trabajadores son aumentadas gracias a la tecnología, también a nivel físico y médico, y las compañías ofrecen servicios a sus empleados a nivel formativo, sanitario y social, a cambio de acceder a los datos que generan.
A pesar de las diferencias, en todos los escenarios la tecnología, y en especial la automatización, tiene un rol esencial, reformulando el papel de los trabajadores. En los cuatro mundos, se vuelve imprescindible el aprendizaje a lo largo de toda la vida, y un enfoque profesional basado no en el trabajo que se desempeña sino en el conjunto de capacidades personales, que pueden abrir puertas a empleos muy diversos.
Workforce of the future report