La compañía vasca Larraioz Elektronika está especializada en robótica y mecatrónica y es el ‘partner’ exclusivo en España de la multinacional Kawasaki Robotics
Según un estudio de la International Federation of Robotics, en 2015 Corea del Sur era el país del mundo en el que más robots industriales había en relación a los trabajadores humanos. En total, 531 por cada 10.000 empleados. En este ‘ranking’ le siguen Singapur (368), Japón (305) y Alemania (301). En otros países como Estados Unidos la cifra es de 176, 150 en España, 127 en Francia o 71 en el Reino Unido.
Otras cifras y estudios más actuales nos hacen mirar hacia Asia, donde China sería el país que más rápidamente estaría creciendo en este sector con la reciente creación de más de 800 empresas de mediano y gran tamaño que se dedican a la fabricación de robots para ámbitos como la automoción, la aeronáutica o la electrónica. Japón, China y Estados Unidos lideran las categorías mundiales en número de robots industriales en uso. Ahora mismo se calcula que hay más de 1,6 millones funcionando en las fábricas de todo el mundo y se prevé que esta cifra aumente un 13 por ciento al año hasta 2019.
La compañía Larraioz Elektronika es quizás una de las firmas vascas que más experiencia tiene en el ámbito de la robótica y la mecatrónica. Formada por tres socios hace 30 años y con sede en la localidad guipuzcoana de Aia, comenzaron su actividad dando soporte tecnológico a los fabricantes de máquina herramienta del entorno impulsando la introducción de la electrónica y el control numérico en un momento en el que las máquinas eran esencialmente mecánicas. Con el tiempo, ha apostado también por soluciones de mecatrónica en las que se combina la mecánica y la electrónica.
Uno de los hitos de esta compañía fue convertirse hace 10 años en ‘partner’ exclusivo en España para la distribución de soluciones de robótica de la multinacional japonesa Kawasaki, uno de los líderes mundiales del sector. “Nosotros ofrecemos robots para diferentes sectores como la alimentación, en la que los robots pueden apilar cajas o manipular alimentos; automoción, en la que realizan tareas de embalaje, test y medidas, etcétera. Nuestros robots son capaces de manipular desde poquitos gramos hasta toneladas de masa”, detalla Xabier Iturralde, Technical Manager de Larraioz y uno de los socios fundadores de la empresa.
Robótica colaborativa
En los últimos años, el concepto de robótica tradicional ha evolucionado hacia los robots colaborativos o ‘cobots’, unos aparatos que disponen de sensores que les permiten interactuar con otros robots o trabajadores humanos de manera segura. Es un concepto novedoso cuyas limitaciones todavía son desconocidas para muchos empresarios como explica Iturralde: “No es correcto hablar de robot colaborativos, sino de procesos colaborativos. Tienen que ser robots que garanticen que no van a hacer daño a los operarios que trabajan con ellos. Esto se consigue sensorizando y limitando las acciones del robot. No es realista que un robot vaya rápido o manipule grandes pesos. Los colaborativos se tienen que mover lentos, con masas limitadas, para garantizar que no se va a hacer daño a las personas que están en su entorno”.
Una parte importante del trabajo de esta compañía consiste en recomendar a cada cliente el robot más adecuado a sus necesidades. “Normalmente, una gama de robots son colaborativos y otros no. El planteamiento inicial del cliente es uno colaborativo y luego vemos que realmente no lo necesita. No tiene sentido hablar de robot colaborativo cuando no hay una persona junto a él o va a trabajar en un espacio cerrado y limitado por vayas de seguridad. Nosotros definimos si vamos a por un robot colaborativo o un robot estándar. Y si es estándar, nos encargamos de garantizar que funcionará con seguridad, porque se pueden sensorizar o dotar de herramientas de seguridad más allá de que sean colaborativos o no”, recalca el socio de Larraioz.
Las tendencias en robótica son diferentes en cada país. Mientras que en Japón se trabaja en dispositivos con apariencia humana, en Estados Unidos o Europa destacan otros aspectos como sus capacidades cognitivas o que puedan realizar labores diferentes y no siempre centradas en procesos de fabricación industrial. “Nuestro ‘partner’, Kawasaki, está trabajando ahora en dispositivos de doble brazo, más parecidos a los humanos. Japón ha sido y sigue siendo un referente tecnológico a nivel mundial y tiene un problema grave de envejecimiento. Necesitan robots que les ayuden a realizar los trabajos más pesados, repetitivos y peligrosos, e intentan dar a esas máquinas un aspecto humanoide”, explica el Technical Manager de Larraioz.
Inteligencia y visión artificial
A la hora de hablar del futuro de la implantación de robots en las fábricas, no es sencillo obviar el debate abierto en la sociedad sobre su afección en la destrucción de empleos. Un debate que no esquiva Xabier Iturralde: “La realidad es que hay un desfase bastante grande en lo que se refiere a la cualificación de los puestos de trabajo. Parece que empiezan a sobrar puestos de baja cualificación y, a la vez, no somos capaces de cubrir los de alta cualificación. Nadie se echa las manos a la cabeza porque existan tractores que trabajen nuestros campos en vez de arar la tierra con nuestras propias manos o porque existan lavadoras y ya no tengamos que ir a los ríos o fuentes a lavar a mano nuestra ropa. Los principales motivos de la introducción de robots en los procesos de fabricación son la eliminación de puestos de trabajo peligrosos que puedan ocasionar lesiones o accidentes y evitar trabajos dolosos y repetitivos. El robot no es un enemigo, es una ayuda. La incorporación de robots puede abrir las puertas a mejoras laborales como la reducción de jornadas, por ejemplo”.
Uno de los principales ‘handicaps’ a la hora de que las empresas apuesten por la introducción de robots es el coste del producto, pero también intervienen otros factores como la falta de cualificación de las plantillas para manejar este tipo de aparatos. “La tecnología da miedo y en su introducción afecta el precio, pero quizás afecta más el saber si como usuario voy a ser capaz de mantenerla y gestionarla. Tienen miedo a los robots porque no saben si serán capaces de manejarlos. Nosotros siempre tratamos de ayudar a los clientes en este sentido. Organizamos cursos para que los trabajadores aprendan su manejo y aportamos soluciones a través de Larraioz Mechatronic Team, un equipo de trabajo formado por nuestros ‘partners’ que son especialistas en diferentes áreas”, explica el responsable técnico de la compañía.
El futuro de la robótica vinculada a la Industria 4.0 pasa por incorporar nuevas tecnologías en estos dispositivos como la inteligencia o la visión artificial. “Los robots del futuro serán capaces de hacer series cada vez más cortas, con mayor calidad, eficiencia y una mayor personalización. Tendrán que ser capaces de saber cómo va la producción en tiempo real y modificarla en pocos minutos. Por otra parte, hace unos años los robots eran solo brazos. Ahora son brazos y manos. Y en un futuro serán brazos, manos y ojos. La visión artificial está evolucionando muy rápido y nos permitirá que los robots sean cada vez más independientes”, vaticina Xabier Iturralde.