El ‘viaje’ empresarial que Made in Basque Country realiza en esta ocasión le sitúa en el año 1973, en la comarca de Le Artibai. En ese enclave se sitúa precisamente el origen de Eika, una cooperativa que en su día nació con el propósito de promover el empleo entre las mujeres. Inicialmente lo hizo con la fabricación de resistencias y placas eléctricas, hoy, con focos para vitrocerámicas, los que probablemente tenga usted ya instalados en la cocina de su casa. Pues bien, es en este nicho de mercado donde Eika es referente internacional porque cuatro de cada diez focos vendidos en el mundo llevan la firma de esta cooperativa vizcaína. Una firma que estos momentos tiene fábricas en la República Checa, México y Polonia (además de su ‘cuartel general’ en Etxebarria), dando empleo en su totalidad a 1.100 personas. Ibon Ibarzabal es el presidente de la cooperativa Eika.
¿Cómo se alcanza semejante ‘temperatura’ empresarial?
Con mucho sacrificio, tesón y, sobre todo, creyendo en el proyecto. Los visionarios de Eika cuando arrancaron esta aventura estoy seguro de que no se podían ni imaginar lo que es hoy, el nivel que ha alcanzado actualmente tanto en términos de facturación como en porcentaje de internacionalización. Venimos de una comarca muy pequeñita, un pueblo donde nos conocemos todos y donde siguen viviendo algunos de aquellos visionarios que, como digo, no se acaban de creer lo que ayudaron a construir con mucho tesón y mucha creencia en lo que tenían entre manos.
Cuatro de cada diez focos para vitrocerámicas que hay en el mundo los construyen ustedes…
Sí, así es. El proyecto comenzó en su día con resistencias tubulares y placas eléctricas hasta que en 1995 surgió el nuevo producto para las vitrocerámica y en el cual empezamos a dar pasitos hasta alcanzar los niveles que hoy tenemos, un 40% de la cuota mundial de este producto.
Si tradujésemos este nivel en cifras globales, ¿de cuántos focos estaríamos hablando?
Suele depender de cómo fluctúe el mercado pero el pasado año, por ejemplo, fabricamos 14 millones de focos y las previsiones que manejamos para los próximos ejercicios, que están fijadas en nuestro plan estratégico 2017-2020, es alcanzar las 16 millones de unidades. El crecimiento en los últimos años ha sido progresivo.
¿Hasta qué punto diría que ha influido en su presente el ser proveedor de referencia de un ‘gigante’ como General Electric, que en el ámbito de los electrodomésticos, sin ir más lejos, es el indiscutible número uno en países como Estados Unidos?
Sí, sin duda. General Electric siempre ha sido un referente para nosotros, no solo en los Estados Unidos, y siempre hemos estado muy bien posicionados con ellos, la confianza es mutua. Y sí, es evidente que han sido un poco ‘culpables’ de nuestro crecimiento. Nuestra forma de operar con ellos parte desde México, donde tenemos una fábrica y desde 2009 somos su principal proveedor de focos hasta el punto de que recientemente nos han galardonado como proveedor de referencia, algo que no es nada fácil. …
¿Por qué?
Porque ese mercado es muy complicado, mucho. A lo largo de los últimos años es cierto que hemos tenido varios premios pero este último que nos han dado como ‘Proveedor Distinguido’ de GE ha sido un acicate importante que nos llena de motivación y nos hace ver que estamos en la buena línea, haciendo las cosas razonablemente bien. Y eso es un orgullo para nosotros.
La experiencia después de muchas charlas con empresas como la suya nos hace ver y nos permite asegurar que el cliente norteamericano es especialmente exigente… ¿Cómo lo ve usted?
Comparto esa afirmación al ciento por ciento. El mercado USA es muy, muy, exigente como decía antes sobre todo en cuanto a calidad y servicio, pero es el precio que has de pasar si quieres trabajar allí; son notas que tienes que superar para estar y competir en ese mercado con suficiencia.
¿Ustedes se dedican solo al mercado de los focos para vitrocerámicas?
No. Como he dicho arrancamos hace ya años con las resistencias tubulares, que son las que van dentro del horno, y las placas eléctricas, que desafortunadamente tuvimos que reconducir primero y cerrar después porque era un negocio que no terminaba de arrancar. Y luego dimos el salto a los focos para vitro que ahora compaginamos con una filosofía que podríamos decir que pasa por ser referentes globales en componentes eléctricos, es decir, los controles electrónicos y mecánicos tanto de la vitro como del horno. De modo que nuestro objetivo y nuestro reto ahora mismo es la visión global del calentamiento y el control.
De modo que su caso refrenda la línea de trabajo emprendida por otras muchas empresas vascas que han apostado por abrir nuevas vías de negocio y llevar a cabo una constante innovación en previsión de que una pudiera fallar una y verse abocados a problemas…
El reto es ese, sin duda. Por eso somos conscientes en estos momentos que el nivel que presentan nuestros productos es ya un nivel maduro, lo cual nos obliga estar enfocados hacia nuevas actividades para poder conseguir un legado que asegure la continuidad de nuestra compañía. Y en este sentido estamos tratando de buscar nuevas fuentes, nuevos materiales y productos para poder desarrollar y darle continuidad al proyecto.
Con lo grande que es el mundo, ¿por qué su mercado está solo centrado en Estados Unidos y Europa (ambos copan el 90% de la demanda mundial de la cooperativa)?
Sí, es así y es algo que hemos visualizado además en la reflexión que llevamos a cabo para desarrollar nuestro Plan Estratégico. Somos conscientes de que Europa y Estados Unidos copan en estos momentos el mercado de las vitrocerámicas pero no podemos dar la espalda a otras regiones emergentes en el mundo que se están electrificando y donde hay posibilidades importantes para trabajar. Por eso estamos analizando la forma de poder entrar en ese tipo de países; estamos abriendo esa puerta para poder ver lo que hay y salirnos un poco de lo que son los mercados tradicionales.
Quizá la cultura doméstica en países como Rusia, por ejemplo, donde no existe la vitro en detrimento del gas explique la poca diversificación de los focos que ustedes fabrican…
Es cierto, pero ahí también tenemos noticias. Estamos persiguiendo los mercados y en países como Rusia, sin ir más lejos, se ha producido un cambio de legislación en el cual a partir de un determinado número de pisos la exigencia por normativa y seguridad es ir desterrando la llama para cocinar en favor de lo eléctrico, y ahí queremos estar preparados por si surgen nuevas oportunidades.
De momento la presencia física de Eika se centra en sus plantas de México, desde donde suministran a los Estados Unidos, y las de Polonia y la República Checa, que ejercen de ‘Hub’ para Europa. ¿Contemplan alguna nueva apertura en el corto plazo?
Creemos que de cara a los próximos años (2017-2020) los mercados que estamos atendiendo en estos momentos con nuestra plantas actuales son suficientes y referentes, pero siempre, siempre, tenemos que estar alerta y atentos para ver por dónde se mueve el mercado y dónde están las necesidades. De modo que en el corto plazo no tenemos previsto una nueva ampliación pero no cerramos ninguna puerta.
Decíamos al comienzo que en los orígenes de Eika nació para fomentar el empleo femenino de la comarca. ¿Esta idea continúa siendo así?
Sí, y es algo increíble. Cuando lees la historia de la empresa y ves cómo ha evolucionado te das cuenta de qué visionarios fueron los fundadores. Unos jóvenes emprendedores ayudados por un cura llamado Julián que tuvieron la visión de pensar profesionalmente en las mujeres, que antes cuando se casaban abandonaban sus ocupaciones y trabajos para centrarse únicamente en las labores de casa. Se cuestionaron eso hace 40 años y se pusieron manos a la obra. Y ahí seguimos nosotros, con la misma filosofía, hasta el punto de que la mayor parte de los trabajadores de la fábrica de Etxebarria son mujeres.
¿Cuál diría que es su principal valor como empresa?
Nosotros más que un valor diría que tenemos una misión como empresa que es la de crear riqueza y valor en el entorno. Y si puede ser con puestos de trabajo, mucho mejor. Eso es lo que nos está llenando y lo que tenemos que ser capaces de mantener o mejorar con respecto a lo que en su día lograron los fundadores.