“Solo podemos competir con excelencia”

El nuevo presidente de Idom Luis Rodríguez Llopis repasa los retos de futuro de la empresa

Marcas como Idom han definido el carácter empresarial vasco en las últimas décadas. Una de la ingenierías más importantes de nuestra historia y responsable, entre otros proyectos, del Museo Guggenheim o del nuevo estadio de San Mamés. Pero más allá de Euskadi también han firmado las líneas de metro de Riad o Bahrein o la sede del CERN en Ginebra.

Esta compañía nació en Bizkaia en 1957, llevando a cabo desde entonces más de 30.000 proyectos para más de 7.000 clientes en 120 países. Presenta cada año una facturación que suele oscilar entre los 300 y los 350 millones de euros. En estos momentos, su plantilla está formada por 3.000 personas, de las que 900 trabajan en el País Vasco. En este contexto, Idom acaba de nombrar nuevo Presidente tras la jubilación de un histórico del espectro empresarial vasco como ha sido Fernando Querejeta. Con poso en la casa y la misma ambición que su predecesor, Luis Rodríguez Llopis repasa en el programa Made in Basque Country, de Radio Euskadi, los retos de futuro de una empresa que en los tiempos actuales solo puede permitirse el lujo de ser excelente.

Su nombramiento se produjo a comienzos de año, de modo que ya se le han concedido los llamados ‘100 días de gracia’… ¿Cómo lo lleva?

En principio el balance es positivo. 100 días son pocos en la vida de una empresa, pero se puede decir que las cosas van razonablemente bien. Este año hemos empezado bien.

¿Cómo se dirige una empresa de 3.000 empleados repartidos por todo el mundo?

No llego a todos ellos. Lo que importa es el equipo y en este sentido tenemos un magnífico equipo de profesionales tanto aquí en Euskadi como fuera que nos permite de verdad atender bien a todas las personas.

Bajo el paraguas de una gran marca de mucho prestigio y tradición. Y eso hay que mantenerlo.

No solo mantenerlo porque las empresas o te vas desarrollando o acabas muriendo. Es como las personas o estás en fase de crecimiento o estás en fase de declive. Nosotros tenemos que empujar para estar siempre en una fase de crecimiento.

Muchas cosas no le habrán sorprendido por cuanto usted llevaba ya 30 años en la compañía… ¿A qué aspira o qué pretende durante su mandato?

Estamos en una fase muy interesante. Durante la evolución de Idom hemos pasado de ser una empresa de Bilbao, a trabajar en el Estado español, a trabajar por todo el mundo. Pero realmente somos una empresa que exporta mucho. Al final nuestro corazón está aquí y queremos que eso siga siendo así. En paralelo tenemos que consolidarnos más en otros países y sociedades. Ese sería el reto en este momento.

¿Por dónde quiere seguir creciendo Idom?

Aunque parezca que una empresa de 3.000 personas es grande, estamos compitiendo en el mundo con gigantes, con empresas que cuentan con 100.000 profesionales. Con nuestra dimensión todavía hay proyectos que por tamaño y complejidad nos quedan grandes. Así, el asunto no es tanto crecer en internacionalización como crecer en la capacidad que tenemos para desarrollar proyectos cada vez más grandes y complejos.

¿La vía para de ir junto a otros la habéis explorado o preferís ir solos?

El ir con socios no siempre es fácil porque los intereses son diferentes. Hay que pensar que somos una empresa de servicios profesionales y fundamentalmente eso es lo ofrecemos a nuestros clientes con una metodología y una atención que para IDOM es elemental. Incorporar ahí a otros socios es posible si son complementarios.

Decía que quieren llegar a proyectos más grandes y complejos, ¿eso es lo que les estimula?

Somos una empresa de profesionales de la ingeniería, de la arquitectura. Y al final lo que te interesa son proyectos cuanto más difíciles mejor. Lo que suele pasar, aunque no siempre, es que los proyectos más grandes sueles ser los más complicados. Por eso, lo que de verdad nos interesa son retos profesionales importantes y eso suele llevar aparejado complejidad, mayor tamaño, mayor valor añadido y mayores honorarios.

¿Estáis en la fase de poder elegir los proyectos en los que queréis trabajar?

No me atrevería a decir tanto. Al final hay una cuenta de explotación, a fin de mes tenemos que pagar las nóminas… O sea que en ese sentido no es tanto elegir. Hay proyectos en los que no debemos entrar simplemente porque no somos capaces de ofrecer el valor que el cliente necesita. Elegir es difícil. Lo que si puedes hacer es enfocarte para pelear por esos proyectos. Rara vez decimos que no a un proyecto profesional porque para nosotros lo importante es dar solución a un cliente.

¿Qué buscáis en un ingeniero que salen de la Escuela?

Lo que buscamos es el producto tradicional de la escuela de Ingeniería de Bilbao. Buscamos personas con una muy alta capacidad profesional, con una buena fase técnica y científica. En estos momentos necesitamos que hablen idiomas y disponibilidad para trabajar en otros países y moverse.

El mundo se ha convertido en algo relativamente pequeño y al final los clientes y los proyectos están en todas partes. Eso implica flexibilidad mental, cultural, idiomas… y en nuestro caso particular actitud de servicio, de atender bien a los clientes.

¿Qué proyecto le quieta el sueño ahora?

Tenemos dos proyectos muy importantes que tienen que salir bien porque nos jugamos mucho con ellos. Uno es el de la línea de metro de Riad que prácticamente lo estamos terminando; y el otro es la asistencia en la construcción de una refinería en Perú que es un proyecto muy grande, complejo y muy tecnológico.

¿Y proyectos a los que aspiráis y que os gustaría hacer?

Uno de los proyectos que más estamos buscando es el de desarrollo de ciudades. Hemos trabajado mucho en este campo en Iberoamérica. Sin embargo, hemos trabajo menos este tema en el sudeste asiático. Tenemos algunas ofertas en marcha que nos haría mucha ilusión que alguna cayera. También estamos en la pugna por una línea de alta velocidad en Malasia donde abriríamos un mercado diferente en un entorno geográfico en el que todavía hemos trabajado relativamente poco. Asia central nos interesa en este momento. Ahí andamos, peleando.

 

Noticia ofrecida por la SPRI