“Solo un inmenso sacrificio nos ha permitido  salir adelante”

 La cita empresarial de Made in Basque Country (Radio Euskadi) se centra esta vez en las cualidades de una pyme vasca centrada en el campo de la Biomedicina. En realidad se trata de empresa que se fundó en Vitoria hace ahora cuatro años de la mano de otros tantos socios y que tiene su razón de ser en un sector profusamente vinculado a la innovación. Surgió en el entorno de la universidad, en concreto en el Centro de Investigación de Lascaray de la UPV en Alava, y en la actualidad está formada por 14 personas de alta cualificación. Como se decía, se trata de una firma muy vinculada al sector BIO, especialmente con el tema de la salud, y cuya actividad es la Innovación y Desarrollo de nanohidrogeles bipoliméricos inyectables para la liberación controlada de fármacos, un nicho de mercado de gran futuro donde esta pyme vasca con sede en el BIC Araba está situada ya en una inmejorable posición.  Manu Muñoz es socio fundador de I+Med.

Cuando hablamos del sector BIO hablamos de una carrera de muy largo recorrido, de mucha paciencia…

Sí, sin duda, y ahí está nuestro caso como ejemplo. Nacimos en 2013 dentro de la UPV, la empresa se fundó como tal un año después y como cooperativa. Y en 2015 desarrollamos ya la estructura empresarial con cuatro socios. A partir de ahí es cuando todas esas líneas de investigación en el campo de la Biomedicina que habíamos desarrollado comienzan a tomar cuerpo después de contactar con clientes y proveedores.

¿Y a día de hoy?

Actualmente estamos en fase de salir ya al mercado con los nuevos nanohidrogeles biopoliméricos, que para que todo el mundo pueda hacerse una idea lo resumo con un ejemplo: nuestro conocimiento en el mundo de la Biomedicina se centra en cargar esos nanohidrogeles con moléculas de principios activos, de fármacos o de factores de crecimiento. Y esos nanohidrogeles nosotros los comparamos como si fueran una bolsa de naranjas, generando con nuestra tecnología esas mallas, ese entrecruzado, en las cuales cargamos las moléculas que simularían las naranjas. ¿Cuál es entonces nuestro posicionamiento en nanotecnología? Pues que somos capaces de que esas mallas permitan liberarse a esas naranjas de una manera prolongada y continuada. Es decir, si ese nanohidrogel te lo introducen dentro del cuerpo humano con un medicamento puede estar liberando esa dosis de forma predefinida durante uno, dos o quince días.

De modo que, si le hemos entendido bien, ¿podríamos estar evitando tomar esos fármacos que se nos prescriben durante un determinado periodo de tiempo para combatir una dolencia, podría ser los nanohidrogeles un sustitutivo?

El enfoque de nuestros productos están más dirigidos a cuando hay cirugía de por medio, es decir, sí que es una vía alternativa a la administración tradicional de fármacos pero cuando se trata de una intervención. Y ahí solemos poner también otro elemento muy gráfico como es la extremidad del dedo pequeño del pie. Si tienes una operación ahí, digamos que la tendencia en Biomedicina es tratar el llamado punto diana, el punto exacto donde hay una patología. Lo que hacemos ahí es medicar esa zona. Incorporamos una nanohidrogel cargado y durante x días el paciente estaría liberado de tomar esa medicación, es decir, no medicamos al paciente sino al llamado punto diana.

¿El nicho de mercado es atractivo?

Es cierto que tiene mucho futuro y quizá por eso es tan atractivo pero no hay que olvidar que se trata de una oportunidad empresarial donde el valle de desarrollo y salida al mercado del producto es también muy largo, pongamos que entre cinco y siete años entre los procesos de investigación, desarrollo y certificación del mismo.

¿En qué punto está ahora mismo I+Med?

Estamos inmersos en estos momentos en varios proyectos con compañías internacionales, llevando a cabo en algunos casos ensayos en vivo y en otros desarrollando esos hidrogeles sin cargar la molécula aún, es decir, tenemos como dos vías de desarrollo, los nanohidrogeles más complejos y los simples, que son los que tenemos en fase de salida al mercado para este 2017. Por tanto, estamos hablando de I+Med como un proyecto real que nada tiene ya de futurología ni ciencia ficción.

 

¿Quién tuvo la ‘culpa’ de I+Med?

La idea surge como consecuencia de un grupo de gente que procedíamos de la empresa privada y gente que estaba enrolada en la investigación dentro de la UPV. Fruto de esa reflexión, Raúl Pérez, que es nuestro director científico y que era quien tenía el conocimiento sobre los nanohidrogeles, sugiere que presentemos el proyecto a la Universidad del País Vasco y así lo hicimos. A partir de ahí, el recorrido del mismo ha tenido una buena acogida a nivel institucional y empresarial (I+Med ha recibido, entre otros, el premio Toribio echevarria), logrando apoyos muy importantes.

 

¿Qué papel ha jugado en este caso el campus alavés de la UPV?

Un papel fundamental, decisivo diría yo. Han puesto el soporte material como son las instalaciones en el centro Lascaray y luego nosotros los fundadores aportamos todo nuestro conocimiento. Es cierto que el proyecto a día de hoy es muy atractivo pero desde el año 2013 hasta hoy hay un recorrido muy importante donde hay también un sacrificio muy importante a nivel personal y profesional por parte de los fundadores por sacar adelante este proyecto.

¿La faceta empresarial e investigadora de I+Med está centrada exclusivamente en el sector BIO?

El enfoque fundacional de la empresa tiene un carácter investigador y la mejor prueba es que de las 14 personas que hoy forman parte de esta empresa, diez están continuamente en su laboratorio investigando. Son doctores en Química, Farmacia, Ingeniería Biomédica… Dentro de ese grupo hay gente que está destinada a sacar adelante los proyectos que ya tenemos en marcha y hay otro grupo que sigue investigando en el desarrollo de nuevos nanohidrogeles y en nuevas fórmulas de liberación.

En toda esta trayectoria empresarial, ¿ha habido algún punto crítico que os haya hecho replantearos la decisión de fundar una compañía tan compleja como ésta?

Ese pensamiento de tirar la toalla nosotros no lo hemos tenido nunca porque cuando iniciamos la andadura de la cooperativa teníamos perfectamente asimilado todos que se trataba de una apuesta personal donde, eso sí, el control y la gestión de la empresa queríamos tenerlo nosotros. Además como no había ningún tipo de salario por detrás al final de cada mes, pues nunca tuvimos la necesidad de tener que privarnos de esa paga porque como no existía desde un principio nunca hubo ningún problema… (risas). Era más la motivación de ponernos unos objetivos lo que nos ha permitido salir adelante y sobre todo el enorme esfuerzo que hemos llevado a cabo todos los socios durante los primeros años para que esta empresa sea hoy una realidad.

¿Hoy podemos decir que tenemos ya un sueldo?

¡Sobrevivimos!, pero estamos contentos. Al fin y al cabo, nadie dijo que iba a ser fácil.

Noticia ofrecida por la SPRI