Atelei: “El nivel de excelencia que tenemos las tecnológicas en Euskadi es tremendo”

31 enero, 2019

Iván Piquer, CEO de esta pyme.

Atelei es una ingeniería independiente de Irún  que forma parte de las 32 finalistas de la tercera  edición del programa BIND 4.0

Atelei es una ingeniería independiente fundada en 2012 que está especializada en el diseño y desarrollo de productos electrónicos desde su conceptualización hasta su fabricación. Con sede en el polígono Arretxe-Ugalde de Irún, es un ejemplo claro de adaptación al mercado y la generación de oportunidades de negocio a partir de la firma de contratos de desarrollo de producto tecnológico con grandes y medianas empresas.

Recientemente acaba de acceder a la fase final del programa BIND 4.0 del Gobierno Vasco, donde ha competido con más de 500 pequeñas empresas de todo el mundo por suministrar tecnología de altísimo nivel para alguna de las 40 grandes compañías del País Vasco. Iván Piquer, CEO de esta pyme, analiza las claves y posibilidades de este ambicioso programa.

  

¿Cuál es realmente la actividad de Atelei?

Somos una ingeniería pequeña e independiente que está especializada en una gama de productos muy de nicho; productos como el que hemos presentado en BIND, que sirven para medir las emisiones de compuestos orgánicos volátiles, que son productos que cuando se queman producen una serie de sustancias perjudiciales para el medio ambiente y las personas.

¿Qué han hecho al respecto?

Hemos diseñado una plataforma completa formada por varios dispositivos para monitorizar en tiempo real y de forma continua esas emisiones. De este modo nos aseguramos que los trabajadores que están expuestos (sobre todo en Industria) a estas sustancias no lo están a  niveles que puedan dañar su salud.

¿Por qué cree que han entrado en ese selecto grupo de 32 pequeñas firmas tecnológicas que van a colaborar con algunas de las grandes multinacionales vascas?

La entrada en el programa BIND 4.0 se produce cuando una de las grandes detecta que una de las pymes que nos hemos presentado puede tener cabida en su actividad o en su plan estratégico. En nuestro caso, hemos tenido suerte porque hemos despertado el interés de dos grandes empresas y estamos en conversación con otras tres, lo cual es algo extraordinario para nosotros y demuestra el nivel de excelencia que tenemos las tecnológicas de Euskadi. De 524 candidaturas que se han presentado de 64 países, 112 fueron preseleccionadas y 32 finalmente las elegidas, entre ellas la nuestra, lo que demuestra que el nivel es tan grande que incluso podría decirse que Euskadi es como un pequeño Silicon Valley con un talento increíble.

¿Dónde reside el valor diferencial de su empresa?

Al ser una ingeniera pequeña somos más rápidos y tenemos una gran capacidad de adaptación. La pega de competir con las grandes, sin embargo, es que tienen un potencial enorme y todo lo necesario para sacar adelante tus mismos proyectos, sin embargo, en mi opinión creo que tienen un problema y es que solo se mueven por procesos y desarrollar, por ejemplo, un nuevo producto les lleva mucho tiempo, algo que para nosotros nunca es un gran problema. Validar un producto con tecnologías de prototipado o ver si realmente tienen garantías en el mercado es algo que no nos lleva mucho tiempo. ¡Y esa es nuestra gran ventaja!

¿Qué les aporta a ustedes aliarse con un compañero de viaje de mucha mayor dimensión empresarial?

La colaboración de una grande con otra pequeña es realmente fructífera porque junta dos mundos que a priori están muy alejados y de dicha combinación nacen sinergias y productos realmente útiles. Ambas partes salen ganando y en ese sentido la colaboración es irrechazable.

Para una pyme con aspiraciones reales como la suya pero con las limitaciones propias de su tamaño, la unión es, además de fructífera, casi inevitable…

Sin duda, es así. Al final el problema de las pymes pequeñas es que tenemos muchísima capacidad tecnológica pero no tenemos músculo financiero para enfrentarnos a un proceso, por ejemplo, como el de la internacionalización. Por eso cuando el producto que se desarrolla es algo tangible, como es nuestro caso, hace falta que exista otra línea de negocio paralela y más comercial que sea la que con sus ingresos financie ese primer producto tan innovador. Si no, no es posible sobrevivir.

Noticia ofrecida por la SPRI