Los principios de la tecnología tranquila

3 enero, 2018

La antropóloga Amber Case defiende una tecnología que requiera la mínima atención

El término calm technology, o tecnología tranquila, fue acuñado por los investigadores Mark Weiser y John Seely Brown en 1995 en respuesta a la creciente complejidad que estaban creando las TIC, bajo la idea de que estos sistemas deberían simplificar las conexiones y no seguir generando otras nuevas. Amber Case, antropóloga y miembro del Centro Berkman Klein para Internet de la Universidad de Harvard, ha recuperado este concepto como alternativa a unas tecnologías que compiten por obtener nuestra atención.

La investigadora ha desarrollado los ocho principios de la tecnología tranquila, que presentó en una ponencia disponible online en Fundación Telefónica. Tal y como explicaba, en dos años existirán 50.000 millones de dispositivos móviles en el mundo, un dato que no sabemos si valorar como positivo o no. “Habíamos pensado que la tecnología nos iba a liberar, a dar más tiempo libre, pero se ha convertido en una especie de gas que se expande e invade todo el espacio, ¿cómo damos un paso atrás para tener una mejor relación con la tecnología?”, preguntaba Case.

Los principios de la tecnología tranquila consisten en crear dispositivos que requieran la menor cantidad posible de nuestra atención, solo de manera periférica y cuando realmente sea necesario. La tecnología puede comunicar sin convertirse en el centro de atención. “¿Realmente queremos dispositivos que nos informen de todo lo que está ocurriendo? No necesitamos una tecnología tan compleja, sino aquella que nos permita a las personas ser más inteligentes”. En este sentido, otro de los principios de Calm Technology es que la cantidad correcta de tecnología es el mínimo necesario para resolver el problema.

La tecnología tranquila consiste también en diseñar dispositivos para entornos que no sean perfectos, capaces de funcionar incluso cuando fallen, y que respeten la diversidad, puesto que el mundo real es diverso. Tal y como explicaba la antropóloga, “se crean escenarios perfectos dominados por la tecnología, pero la realidad es distinta, a veces nos quedamos sin batería, la conexión es muy mala o nos olvidamos de la contraseña”.

En su investigación Calm Technology, Amber Case incluye ejemplos de comunicación calmada en la interacción entre humanos y dispositivos. Entre ellos está el uso de luces para ofrecer información de manera no intrusiva, la reducción de las alertas que piden toda nuestra atención a las cosas realmente importantes y un diseño que permita visualizar la información de manera sencilla, comprensiva e intuitiva.

Noticia ofrecida por la SPRI